El tercer día de huelga de los trabajadores portuarios en EEUU ha paralizado el comercio y ha puesto en jaque la producción en diversas industrias. Aunque el sindicato, que representa a 45.000 empleados, habría acordado suspender su paro hasta el 15 de enero para dar tiempo a negociar un nuevo contrato.
La huelga, que afectó a puertos clave desde Maine hasta Texas, detuvo el flujo de mercancías esenciales, incluyendo alimentos, maquinaria y productos de consumo.
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Los trabajadores, representados por la International Longshoremen’s Association (ILA), exigen un aumento salarial significativo y rechazan la automatización de los puertos.
Las negociaciones entre la ILA y la United States Maritime Alliance (USMX) se han estancado, lo que llevó a la huelga. La ILA busca un incremento del 77 % en la tarifa base por hora, mientras que la USMX ha ofrecido un aumento del 50 % en seis años.
La falta de acuerdo ha resultado en la paralización de actividades en los puertos, afectando gravemente la cadena de suministro y generando pérdidas económicas significativas.
El impacto de la huelga se sintió en múltiples sectores de la economía. Grandes minoristas, que dependen de las importaciones para abastecer sus inventarios, habían comenzado a reportar retrasos en la entrega de productos.
Además, la interrupción en el suministro de materiales de construcción y maquinaria pesada estaba afectando proyectos de infraestructura y construcción en todo el país.
Los analistas estiman que las pérdidas económicas podrían alcanzar miles de millones de dólares diarios.
La Casa Blanca ha intervenido, instando a ambas partes a reanudar las negociaciones y llegar a un acuerdo. El presidente de EEUU, Joe Biden, ha pedido a la USMX que mejore su oferta salarial y ha enfatizado la importancia de resolver el conflicto rápidamente para evitar mayores daños a la economía.
Sin embargo, la cuestión de la automatización sigue siendo un punto de fricción importante, con el sindicato oponiéndose firmemente a la expansión del uso de equipos automatizados en los puertos.
A medida que la huelga continuaba, las preocupaciones sobre el desabastecimiento y el aumento de precios se intensificaron.
Se pensó incluso que los consumidores podrían haber enfrentado escasez de productos y precios más altos en las próximas semanas, especialmente con la temporada de compras navideñas a la vuelta de la esquina.