Lawrence Kozak, un sacerdote católico de la localidad de Pottstown, Pensilvania, fue arrestado tras gastar más de 40.000 dólares en juegos descargados en su teléfono móvil, con la tarjeta de crédito de la parroquia en la que es diácono.
Ahora el reverendo, de 51 años, deberá enfrentar cargos de robo y otros delitos relacionados, por haber «sucumbido a la tentación».
Kozak estuvo incurriendo en esta falta por más de tres años y la mayoría del dinero desfalcado lo usó para jugar Candy Crush y Mario Kart.
Esta información la revelaron los fiscales del condado de Chester, quienes llevan a cabo la investigación.
PAGÓ FIANZA DE 250.000 DÓLARES
Tras pagar una fianza de 250.000 dólares, Kozak quedó en libertad. La Arquidiócesis de Filadelfia, a través de su portavoz Ken Gavin, informó que Kozak fue removido de su cargo en la iglesia St. Thomas More.
Asimismo, indicaron que el sacerdote se encuentra de licencia administrativa desde noviembre de 2022.
REVISIÓN FINANCIERA ORDINARIA DESCUBRIÓ EL DESFALCO
Una revisión financiera de rutina en 2022, descubrió el desfalco financiero, realizado por Kozak. Un contador al servicio de la institución se topó con una serie de operaciones inusuales de las tarjetas de crédito parroquiales.
Así se reveló una “cantidad astronómica de transacciones de Apple” que se extendía desde septiembre de 2019, justo después de la incorporación del reverendo a la parroquia, hasta julio de 2022.
En una indagación más profunda, los detectives descubrieron que una cuenta de Amazon a nombre del sacerdote había sido utilizada para adquirir artículos personales. Incluyendo una mochila, una tableta Amazon Fire, y un juego de química para niños.
Estos objetos se enviaron a una dirección en Bensalem, donde reside la ahijada de Kozak. Los mismos iban acompañados de una nota que los identificaba como obsequios del “tío Larry”.
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Cuando se solicitó al diácono que explicara sus acciones, este contó a los investigadores sobre su batalla personal contra la adicción a los juegos en línea.
Según él, los fondos no se destinaron al juego en el sentido tradicional, sino a obtener ventajas competitivas dentro de los mismos.
Sin embargo, también argumentó que no tenía la intención de usar las tarjetas de la parroquia para tales fines.
En este sentido, sugirió que podría haberlas seleccionado por error en su teléfono, donde estaban almacenadas para transacciones legítimas asociadas con la iglesia.
Igualmente, Kozak expresó su decepción por la situación en la que se encontraba y admitió su falta de atención hacia el manejo de los fondos parroquiales.