El caso de un hombre identificado como Anthony Thomas Hoover II, conocido por sus allegados como ‘TJ’, ha dado de qué hablar en Richmond, Kentucky, luego de que lo declararan con muerte cerebral tras sufrir un infarto y despertara justo cuando los médicos iban a extraerle los órganos para donarlos.
El caso corresponde a octubre de 2021. No obstante, se dio a conocer recientemente debido a que llegó al Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes. En una carta, una activista promotora de la donación de órganos, describió que Hoover sobrevivió al intento de extracción.
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A pesar de ello, sigue presentando secuelas como pérdida de memoria y dificultad para hablar y caminar, explicó su hermana Donna Rhorer. Esta comentó que sintió que los médicos la traicionaron al intentar justificar en un principio el procedimiento de extracción de órganos, aun cuando había dado señales de estar vivo.
«Estoy muy enojada. Me siento traicionada», relató.
Por su parte Natasha Miller, quien estuvo en el quirófano al que enviaron al hombre declarado con muerte cerebral, reveló que ella se estaba preparando para su trabajo. Este consta de la preservación de órganos. Sin embargo, fue allí cuando vio que el hombre se movía.
«Se movía, se agitaba, se agitaba en la cama. Cuando nos acercamos, se podía ver que le caían lágrimas. Estaba llorando visiblemente», narró a NPR.
Tras ello, dos doctores que realizarían la extracción se alarmaron y se rehusaron a seguir con el procedimiento.
HUBO PRESIONES PARA QUE LE REMOVIERAN LOS ÓRGANOS
A pesar de que Hoover dio señales de vida, una trabajadora de la organización Afiliados de Donadores de Órganos de Kentucky (KODA, por sus siglas inglés), que coordinaba la extracción, confesó que recibió presiones de parte de sus superiores para remover los órganos.
«Entonces la coordinadora llama a su supervisor de aquel entonces. Y ella nos decía que el supervisor le estaba pidiendo que debía encontrar a otro doctor para hacerlo. Y ella le decía ‘no hay nadie más’, y ella lloraba -la coordinadora-, porque le estaban gritando», apuntó Miller.
A pesar de que se canceló la extracción de órganos, varios trabajadores de KODA renunciaron por este hecho.
El caso es objeto de investigación por parte de la Administración de Recursos y Servicios de Salud estadounidense.
«He dedicado toda mi vida a la donación y el trasplante de órganos. Me da mucho miedo ahora que se permita que sucedan estas cosas y no hay más medidas para proteger a los donantes», señaló Nyckoletta Martin, quien envió la carta al Comité.