De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la dislexia afecta al 10 % de la población mundial. Pero una pregunta común es: ¿cómo afecta al cerebro?
De acuerdo a lo reseñado por Infobae, investigaciones recientes indican que la prevalencia de la dislexia es mayor en niños que en niñas. Aunque no se observan diferencias significativas en este aspecto.
Vale recordar, que la dislexia es un trastorno persistente y específico en el aprendizaje de la lectoescritura. Afecta a niños sin dificultades físicas, psíquicas o socioculturales. Y un dato significativo es que se origina por una alteración en el neurodesarrollo.
Uno de los síntomas claros es la dificultad para leer. Para los niños con esta condición, a pesar de tener un nivel de inteligencia normal, la lectura les parecerá una barrera insuperable.
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Confunden sílabas, mezclan sonidos y unen o separan palabras de manera incorrecta. Pero, ¿qué procesos cerebrales están involucrados en este trastorno? Sobre ello habló la doctora Esther López Carvajales, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y presidenta de la Federación Plataforma Dislexia.
UNA CONDICIÓN DEL NEURODESARROLLO
“La dislexia es un trastorno o dificultad específica del aprendizaje de la lectura (y de la escritura) de base neurobiológica, con un componente genético importante, que afecta de manera persistente a la decodificación fonológica (exactitud lectora) y/o al reconocimiento de palabras (fluidez y velocidad lectora), y, por lo tanto, también puede afectar la comprensión lectora, interfiriendo en el rendimiento académico de la persona que la padece”, explicó.
Gabriela Arista Farini, médica pediatra especialista en Neuropsicología (MN 84.743) y coordinadora del Grupo de Neurodesarrollo de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), Filial Lagos del Suraclaró, también explicó sobre el asunto.
Afirmó que la dislexia “está definida como una condición del neurodesarrollo de origen genético”.
“Esta condición se repite en las familias debido a que tiene una alta carga hereditaria y tiene que ver con la dificultad de la migración de las neuronas en alguna parte del cerebro que estaba preparada para la vía del desarrollo de la lectura. Cuando esto no sucede, el niño tiene una dificultad puntual en esa área”, detalló.
«Hay una maduración del cerebro, que sucede más o menos alrededor de los cinco años, cuando se desarrollan todas las conexiones para que los niños comiencen a alfabetizarse, esto implica la presencia de un buen lenguaje, concepto de las palabras, y la capacidad de poder identificar los grafemas (las pequeñas unidades escritas que conforman el sonido de la palabra)», agregó.