Por la Dra. Carmen Mantellini
Se denomina vacuna a todo producto biológico, en forma de suspensión de microorganismos (vivos o muertos) o fracciones de ellos, que se administra para estimular el sistema inmune y producir anticuerpos contra dicho microorganismo, con el propósito de generar inmunidad y memoria inmunológica similar o mejor que la producida por la infección natural, sin el riesgo de padecer dicha enfermedad.
Existen diferentes tipos de vacunas existentes, por un lado podemos clasificarlas según actúen contra virus, bacterias o toxoides, pero también podemos clasificarlas según cuenten con el microorganismo integro, bien sea inactivado o atenuadas, vacunas que contienen sólo una fracción del mismo y adicionalmente, vacunas que utilizan material genético.
Todas confluyen en el mismo objetivo, como mencionamos más arriba, en preparar al sistema inmunológico para que pueda responder de forma acertada y contundente contra la infección natural. Sin embargo, desde hace algunos años, existen un mayor número de personas en contra de las vacunas, que perjudican la percepción que podemos tener contra todas o quizás sólo alguna de ellas.
Tal es el caso de la vacunación contra el Virus de Papiloma Humano o VPH, una vacuna disponible desde hace casi 20 años, con probada seguridad, eficacia en la reducción no sólo de nuevos casos de lesiones pre malignas, sino que incluso, ha demostrado que logró reducir el número de nuevos casos de cáncer de cuello uterino en los países que han logrado una cobertura de vacunación para todas las niñas.
Seguridad, porque con toda esta vasta población de niñas y adultos vacunados, no se han presentado casos que atenten contra la vida de las personas y aun así, sigue siendo objeto de rechazo por parte de algunas comunidades.
Tal fue el caso de Japón, que debido a una infundada y creciente campaña en medios y redes sociales, en el año 2013, retiró la vacunación de su programa nacional, la cual tardó 8.5 años en desmentir, logrando activarse nuevamente el programa en abril del año 2022, con el aumento demostrable y lamentable de los casos en la población no vacunada.
Aún en la actualidad, muchos países no incluyen la vacuna contra el VPH en su programa nacional de vacunación, y la falta de formación no sólo del personal sanitario que administra la vacuna, sino de la educación masiva de la población a través de programas educativos, contribuye a la reticencia de muchos padres a facilitar la vacunación de sus hijos, en las edades en las que se ha demostrado una mayor y mejor respuesta inmunológica, esto es, en las niñas, niños y adolescentes antes de su primer contacto sexual.
La vacunación contra el VPH no solo es efectiva en conferir inmunidad para la persona que la recibe, sino incluso a otras personas no vacunadas si se logra una buena cobertura de vacunación. Además, debido a que genera una respuesta de anticuerpos muy superior a la que se produciría por la infección natural, evita la persistencia de la infección viral y, por ende, disminuye el riesgo de progresión al cáncer. Desde hace más de 5 años, la vacunación contra el VPH ha demostrado su papel en la prevención de recurrencias de lesiones en pacientes con lesiones pre malignas de alto riesgo o cáncer de cuello uterino asociado a VPH.
Pasemos la voz, y logremos un mundo en dónde el cáncer de cuello uterino deje de ser un problema de salud pública o una sentencia de muerte, vacúnate.
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