Por el Dr. Ricardo Soto-Rosa
El próspero empresario Manolo Sifuentes se encontraba esa mañana parado frente a a su conocida empresa litográfica, entre los dedos amarillentos sostenía el último cigarrillo de la primera cajetilla del día, el bolsillo vacío de su camisa le indicaba que debía acercarse por más provisiones al kiosco de su paisano Felipe, quien a diario le guardaba los mejores cartones.
Con la mirada perdida, entre placenteras bocanadas de humo, recordaba como la había pasado de bien, el fin de semana, jugando al dominó en el jardín de los Escalona, el escozor en los tobillos y cuello lo hacía arrepentirse de haber olvidado aquel día su repelente para la plaga, pues desde niño, su sangre dulce llamaba a los mosquitos, quienes de manera despiadada se ensañaban con él, hasta que apareció un producto mágico que al aplicarlo sobre su piel, lo liberaba de las molestas picaduras, desde entonces no había lugar donde no tuviera a la mano un pote de repelente.
Una sensación de deseos de orinar con un poco más de premura que de costumbre, lo trajo de regreso al mundo, por lo que apagó el cigarro y entró de prisa a su empresa, camino por el pasillo en medio del aroma de la tinta hasta llegar al baño de su oficina, donde rápidamente cerró la puerta e inicio la micción, viendo con horror, que la impecable losa blanca del inodoro se iba tiñendo de un rojo vino tinto, un frío intenso recorrió su espalda seguida de sudoración y algo de mareo, luego una presión en el conducto le hacía saber que no era solo líquido lo que venía de salida, cuando vio asomarse un grueso coagulo, que con necesidad de pujar logró expulsar, seguido de otros un poco más pequeños, finalizando así la cruel experiencia.
Salió del baño y se tumbó sobre la silla presidencial, donde apareció en su mente la imagen de su tío Pedro fallecido hacía ya unos cuantos años de cáncer en la vejiga.
El cáncer de vejiga es más frecuente en hombres que en mujeres, su aparición generalmente ocurre a partir de los 50 años de edad. Se trata de un tumor originado en las células de la superficie que recubre las vías urinarias conocida con el nombre de Urotelio.
Entre los factores de riesgo para sufrir este terrible mal está en primer lugar el consumo de tabaco, bien sea de manera activa o pasiva, otro factor muy importante es el contacto con sustancias presentes en los tintes que pueden ingresar por la piel, al tener contacto directo o por las vías respiratorias, debido a los olores aromáticos que estas desprenden, también tenemos la aplicación frecuente de repelentes para la plaga sobre la piel desde donde se absorben algunos de sus componentes cancerígenos.
En el cáncer de vejiga también encontramos cierta pre disposición genética donde hay mayores probabilidades de padecerlo si alguno de nuestros familiares directos lo ha sufrido.
El Cáncer de vejiga puede dar diferentes manifestaciones, siendo la más común la presencia de sangre en la orina conocida con el termino de hematuria, la cual puede ser macroscópica es decir que la podemos observar a simple vista y estar o no acompañada de coágulos o también puede ser microscópica donde solo será identificada en un examen de laboratorio. Otro síntoma es el aumento de la frecuencia miccional con urgencia para orinar así como sensación de que la vejiga no se vació completamente.
La sangre en la orina aparece de manera intermitente cursando con períodos asintomáticos donde el paciente se puede conformar y pensar que aquello que sangró ya pasó y que todo “está bien” cursando en el grave error de posponer o diferir su consulta al médico especialista.
El diagnóstico del cáncer de vejiga se realiza con un estudio endoscópico que consiste en progresar a través de la vía urinaria una fina sonda flexible dotada de un sistema óptico al cual se adapta una cámara que permite la visualización interna del órgano donde se puede apreciar el tumor que generalmente tiene el aspecto de unas algas, que se mueven suavemente al vaivén de la corriente de líquido.
Estos tumores se resecan en quirófano, por esta misma vía bajo anestesia, permitiendo eliminar estas lesiones y hacer estudios de patología para determinar si el mismo solo afecta la superficie de la vejiga o ha invadido las capas musculares de la misma en cuyo caso será necesaria una operación de mayores dimensiones donde a veces es necesario remover por completo el órgano y sustituirlo por una nueva vejiga hecha a partir del intestino.
Afortunadamente Manolo fue atendido de manera oportuna diagnosticando un tumor superficial de la vejiga que al ser sometido a una intervención mínimamente invasiva se logró resecar por completo el tumor y se complementó con posterior tratamiento médico a través de la instilación semanal de sustancias en su vejiga, para completar su erradicación.
Ya han pasado dos años en que Manolo Sifuentes cambio por completo sus hábitos de vida, dejo el cigarrillo y los repelentes, así mismo vendió su empresa y hace ejercicio de manera rutinaria junto a su familia.
Para conocer más sobre estos temas te espero en mis redes sociales @drsotorosa.
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