Por María Laura García
Si no calmamos nuestra mente regularmente, nuestro organismo se resentirá, comenzando por nuestro sistema inmunológico que reaccionara de muchas formas, muy locas y distintas, somatizaciones estas que se traducirán en enfermedad. Unos se quedan calvos con una alopecia areáta, otros padecen infecciones a repetición, problemas digestivos, enfermedades autoinmunes y hasta cáncer. Un cerebro agotado es como si en la torre de control de un aeropuerto, el controlador aéreo llegara drogado o muy cansado, cualquier cosa podría pasar.
Desde el punto de vista de lo cotidiano y de la gerencia de nuestra propia vida, sólo con la mente calmada es posible ver cómo son las cosas en realidad y es, esa visión clara, la que nos va a permitir transformar el presente positivamente y encontrar la solución adecuada a los problemas que tengamos en cada momento.
Es más, en tiempos de crisis, es especialmente importante contar con herramientas que nos ayuden a afrontar el día a día con serenidad y lucidez.
Hábitos simples “para bajarle dos” …
Todos sufrimos estrés y la ansiedad, pero dejando el pesimismo de lado, hay muchas maneras simples de aliviar el estrés y la ansiedad, algunas son:
1. Mantente activo o ejercítate. Puede parecer contradictorio, pero si ponemos el cuerpo en estrés físico gracias al ejercicio podrás aliviar el estrés mental. A largo plazo, el ejercicio baja las hormonas del estrés de nuestro cuerpo; Ej.: el cortisol. También ayuda a liberar endorfinas, las cuales son químicos que mejoran el estado de ánimo y actúan como un analgésico natural. Te hace sentir más confiado pues aumenta nuestra autoestima. Favorece el sueño y al estar descansados nos estresaremos menos.
2. Toma suplementos naturales bajo supervisión médica, como por ejemplo, el té verde, la ashwagandha, la kava, la valeriana, los ácidos grasos Omega 3, entre otros.
3. Aprovecha los beneficios de la aromaterapia. Los aceites esenciales o sencillamente prender una vela aromática puede ayudarte a reducir tu sensación de estrés o ansiedad. Mis alternativas: lavanda, vetiver. Bergamota, camomila romana, flores de naranja, incienso, sándalo o flor de azahar, entre otras.
4. No te excedas con la cafeína, porque a altas dosis pueden incrementar la ansiedad. Todos tenemos diferentes umbrales de tolerancia a la cafeína. Si observas que te pone nervioso o ansioso, considera no consumirla o minimizar el café que consumes.
5. Pasar tiempo con tus seres queridos y amigos. Procúrate conversaciones amenas con ellos. Si compartes con tu familia o eres parte de una red de amigos te regalará una sensación de pertenencia y autoestima, lo que te ayudará, sin duda, en momentos difíciles. El afecto o reconocimiento de otros propiciará que tu organismo libere oxitocina, un relajante natural. Aquellos con menos relaciones sociales tienen más riesgo de sufrir depresión y ansiedad.
6. Masticar clavitos de canela o cualquier otra cosa que nos dañe tus dientes (evita el chicle), porque favorece la producción de ondas cerebrales similares a las de las personas relajadas. Otro beneficio es que masticar promueve el flujo de sangre a tu cerebro.
7. Escribe tus sentimientos. Llevar un diario puede ayudarte a aliviar el estrés y la ansiedad, especialmente si te enfocas en lo positivo, es decir, que es lo bueno que hay en tu vida.
8. Encuentra formas para reír más, ver una película o leer libros de comedia. Sonreír reduce la tensión muscular y también puede favorecer tu sistema inmune y estado de ánimo.
9. Aprende a decir que no, ya que generalmente, aceptamos más de lo que podemos manejar. Asumir más compromisos te puede dejar con una sensación de agobio. Se selectivo con lo que aceptas, y di que no a aquello que incremente tu carga innecesariamente.
10. Evita procrastinar. Postergar o darle larga a tus responsabilidades puede hacerte reactivo y ansioso pues genera pensamientos rumiantes o repetitivos, mucho estrés, lo cual también nos puede enfermar y mermar la calidad de nuestro sueño. Haz listas de pendientes, organiza todo por orden de prioridad y ponte plazos realistas para su cumplimiento.
11. Practica el mindfulness haciendo ejercicios de respiración profunda y haz visualizaciones guiadas. Mindfulness, significa cultivar la atención plena para vivir cada experiencia presente de una manera lúcida y serena. Para lograrlo, debemos domesticar y entrenar nuestros pensamientos. Con tal propósito, entre otras cosas, debemos aceptar la realidad tal como es, claro está, sin resignarnos, solo tratando de comprender lo sucedido para trazar las estrategias realistas para transformar la realidad. Muchas veces, lo mejor o ideal sería, contar con una guía profesional.
La conciencia plena implica saber controlar los pensamientos que intentan secuestrar nuestra atención centrándonos en nuestra respiración. Esa técnica es muy útil para gestionar nuestra vida desde la calma y la serenidad, es decir, nuestras emociones, relaciones con los demás, trabajo, etc.. Depende del desarrollo que logremos de las propias capacidades o fortalezas.
Con frecuencia, una experiencia desagradable puede ser un obstáculo para nuestro bienestar, pero con la “atención plena” podremos gestionar esas vivencias de una manera óptima para que nos frenen lo menos posible e incluso, lleguemos a su comprensión y disolución. Está científicamente comprobado que esta herramienta produce cambios en la estructura cerebral y optimiza sus potencialidades, ayudando a mermar la ansiedad, el estrés, la depresión y el dolor crónico.
Deberíamos practicar el Mindfulness todos los días. Podemos empezar con unos minutos e ir incrementando el tiempo paulatinamente. Una respiración profunda se logra tomando conciencia de tu respiración, haciéndola lenta y muy profunda, a través de tu nariz, llenando tus pulmones más agrandando tu estómago. Esto ayuda a reducir tu ritmo cardíaco, lo que te hará más fácil tranquilizarte.
12. Haz yoga. Hay distintos estilos, pero la mayoría, buscan unir cuerpo y mente, al incrementar la conciencia del cuerpo a través de la respiración. Esto mejora el estado de ánimo. Puede ayudar a reducir los niveles de cortisol, la presión arterial y el ritmo cardíaco e incrementa el GABA, un neurotransmisor que baja con los trastornos del estado de ánimo.
13. Da y recibe amor, afecto; o busca consentirte, por ejemplo, con un masaje. El contacto físico positivo ayuda a liberar oxitocina y a reducir el cortisol. Esto baja la presión arterial y el ritmo cardíaco, síntomas físicos del estrés.
14. Escuchar música relajante también ayudar a reducir la presión arterial y el ritmo cardíaco, al igual que baja las hormonas del estrés.
15. Por último, los que tienen una mascota cuentan con un gran aliado para liberar oxitocina, un químico cerebral que promueve un estado de ánimo positivo. Una mascota te regala amor, te mantiene activo y te acompaña.
16. Y tomate un baño de agua tibia al llegar a casa cada día.
Aunque el estrés y la ansiedad pueden estar allí en tu día a día por diversas circunstancias, con estos hábitos que te compartí, créeme, puedes ganarle la batalla.
¿Qué señales me envía el cuerpo cuando la ansiedad lo está enfermando?
Sensación de nerviosismo, agitación o tensión, sientes que estás ante un peligro inminente. Experimentas pánico, aumento de tu ritmo cardíaco, tu respiración se vuelve acelerada, sudas, tiemblas, te sientes débil, cansado, tienes problemas para concentrarte o para dejar de pensar en tus preocupaciones, tienes problemas para conciliar el sueño, sufres de problemas digestivos y tienes necesidad de evitar las situaciones que te generan ansiedad.
Si te pasa esto, ¡busca ayuda!
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