Unos 360.000 migrantes han cruzado la selva del Darién, entre Colombia y Panamá, durante este año. En medio de esta crisis, surgió una industria entre los pueblos inmediatos a la jungla y hay diferentes ofertas de servicios.
El trayecto en lancha para llevar hasta la selva cuesta unos 40 dólares, mientras que un guía para la ruta lleva hasta los 170 dólares. Por su parte, alguien que cargue tu bolso durante la travesía llega a los 100 dólares.
“Hemos organizado todo. Los lancheros, los guías, los cargabolsos”, dijo a The New York Times Darwin García, miembro de una junta de acción comunal del municipio colombiano de Acandí, en donde empieza la selva.
Empresarios y líderes locales aprovecharon la ola migratoria y ofrecen varios servicios a los caminantes. Un migrante puede comprar un plato de arroz con pollo por 10 dólares y hay paquetes de 500 dólares que incluyen tiendas, botas y otros elementos básicos.
«LO MEJOR QUE NOS PUDO PASAR»
La ola de migrantes dejó en evidencia las crisis que hay en países con Venezuela o Haití. Sin embargo, se trató de un escenario ideal para estas localidades colombianas sumidas en la pobreza, en donde se formó una creciente industria.
Darwin García reconoció que los miles de migrantes han generado un efecto positivo para las localidades fronterizas. «Es lo mejor que le puede pasar (a mi pueblo) ahora mismo», afirmó.
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“Hay una economía bonita”, dijo Freddy Marín, quien maneja una empresa de lanchas que transporta migrantes. Precisó que cobra 40 dólares por persona y traslada miles de migrantes mensualmente.
Analistas indican que esta industria mueve decenas de millones de dólares. Marín afirmó que «lo que primero era una problemática» se «convirtió en una oportunidad» para varias localidades fronterizas.