Mamadou Safayou Barry es el protagonista de una admirable historia, después que cruzara más de 4.000 kilómetros en bicicleta, a través de varios países en guerra, con el único fin de poder entrar a la universidad de sus sueños.
El joven dio inicio a su travesía en mayo, cuando salió de Guinea hacia Al-Azhar, un prestigioso centro ubicado en Egipto. Su objetivo era ser aceptado en él.
En el trayecto, el hombre de 25 años, además papá de un niño, aguantó duras condiciones que habrían hecho desistir a más de uno. Soportó un calor extremo por cuatro meses y hasta lo detuvieron en las naciones en conflicto, ya sea por golpe de Estado o temas relacionados al islam.
Sin embargo, todo su esfuerzo dio frutos. Cuando llegó a la ciudad de El Cairo, recibió una beca de pare de la institución.
«Estoy muy, muy feliz», comentó en una entrevista a la BBC. Relató que pese a que no contaba con los fondos para costear la cátedra de Estudios Islámicos, la intachable reputación de la casa de estudios lo motivó a emprender el temerario viaje.
En su aventura, pasó por Mali, Burkina Faso, Togo, Benín, Níger y Chad.
BUSCABA CONOCIMIENTOS ISLÁMICOS
Dentro del aprendizaje islámico sunita, la universidad Al-Azhar es una de las instituciones más influyentes del mundo. Del mismo, es uno de los centros de aprendizajes más longevos ya que según registros, se fundó en el año 670 después de Cristo.
Cuenta Barry que él salió de su hogar con el fin de encontrar «conocimientos islámicos». No obstante, en Burkina Faso, Malí o Níger, las arremetidas de los islamistas contra civiles son habituales. Además, los últimos golpes de Estado generaron una crisis política.
«Viajar por estos países es muy difícil porque no tienen seguridad en este momento», añadió.
La determinación de Barry le hizo acreedor de una reunión con la decana de estudios islámicos, Nahla Elseidy.