Por la Dra. Carmen Mantellini
Desde el año 2018 la migración de venezolanos hacia otros países de América Latina se convirtió en un problema para los países receptores, convirtiéndose en un tema de agenda no solo para la Organización Panamericana de la Salud (OPS), sino para todas las organizaciones que trabajan en la atención y refugio de los migrantes. Desde entonces, la migración venezolana es la segunda en el mundo después de la de Siria.
Para diciembre del año 2022, la OPS reportaba que habían 7,13 millones de refugiados y migrantes venezolanos con un impacto en los sistemas de salud de los países que los acogen.
Con miras a entender las características de esta población, se han realizado numerosos estudios en relación a las condiciones de vida y necesidades de la misma, llamando particularmente la atención lo relacionado a la salud sexual y reproductiva de las niñas, adolescentes y mujeres migrantes.
Según diversos estudios realizados en distintos centros de acogida y poblaciones de venezolanos en Brasil, República Dominicana, Cali, Chiapas, entre otros, publicados en el Boletín de la OPS en marzo del presente año, se ha podido verificar que las mujeres migrantes venezolanas tienen poca o ninguna educación sexual o reproductiva, sin acceso a servicios de salud en su país de origen, lo que sumado a la falta de información sobre los Sistemas de Salud del país de acogida, retrasa no solo el diagnóstico y con ello el tratamiento oportuno, sino que suelen pagar por servicios privados de salud, lo que afecta adicionalmente su ya precaria situación económica.
Como dato concreto, en un estudio en más de 400 migrantes en tránsito en el estado de Chiapas en México, pudo identificarse que la edad promedio era de 31 años, el 20,6% de los migrantes en esa localidad eran venezolanos, de los cuales 25,26% tenían una infección por herpes simplex tipo 2 y 7,37 % tenían una infección activa por sífilis que incluía mujeres embarazadas. Este hecho se repite en otros centros de acogida y de tránsito de migrantes a lo largo de la región.
La situación de los migrantes refleja la situación de la población venezolana, por lo que debemos seguir reforzando no sólo la educación en relación con la prevención, si no invitar a todos a realizarse las muestras para determinar la presencia de estas infecciones para su tratamiento a tiempo.
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