Requerir un trasplante en Venezuela es un verdadero suplicio. La desesperación de los pacientes inicia desde el momento en que les informan los precios de los exámenes que necesitan para las intervenciones quirúrgicas. Estos pueden superar los $2.000.
Mientras tanto, otras personas intentan realizar estos procedimientos fuera del país para encontrar mejores precios. En caso de que logren costear los exámenes, el siguiente paso es la intervención quirúrgica. Hasta hace poco más de un año, estar en la lista de espera en Venezuela era una sentencia de muerte, debido a que los servicios quirúrgicos estaban paralizados.
Sin embargo, este año algunos centros de salud en el país han empezado a reactivar los servicios de trasplantes.
Para Reymer Villamizar, titular de la organización Amigos del Trasplantado en Venezuela, la atención desde centros asistenciales públicos debería tener mayor alcance a nivel nacional. Esto se debe a que pacientes que viven lejos de las grandes ciudades tienen mayores dificultades, según contó a La Prensa de Lara.
Los protocolos de exámenes pueden variar en función de la afección y alcanzar incluso una lista de 25 estudios que deben realizarse tanto al paciente como al posible donante, con un costo aproximado de $2.500. Los resultados de las pruebas determinarán la compatibilidad. Esta extensa lista de exámenes incluye evaluaciones en lo psicosocial, cardiovascular, neumonología, gastroenterología, urología, nefrología, otorrinolaringología, serología, entre otros.
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Solo algunos privilegiados cuentan con el presupuesto para acudir a centros privados, donde los costos van desde los $300.000 a $400.000. Por lo tanto, algunas personas arriesgan y buscan apoyo de fundaciones para poder trasladarse a Colombia y España, que se encuentran entre los destinos más seguros para realizar trasplantes humanitarios por motivos de salud.
Según la última información aportada por el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) en 2022, los pacientes renales en el país se estiman entre seis mil y siete mil, de los cuales aproximadamente un 30 % tiene la esperanza de un trasplante.
Héctor Colmenares, titular de la Fundación Amigos del Paciente Renal de Lara (Fundaprel), consideró que el avance de los trasplantes es más lento en aquellos que necesitan un hígado, mientras que en los trasplantes de páncreas están más avanzados en otros países, lo que permitiría la recuperación de los pacientes diabéticos.