Una niña chilena de solo 7 años fue operada recientemente de una mastectomía tras ser diagnosticada con cáncer de mama, en un caso inédito en el mundo que ha llamado la atención de la comunidad científica por su rareza y ha llevado a la familia a pedir ayuda para combatir la enfermedad.
La pequeña, oriunda de Quillota, unos 120 kilómetros al norte de la capital, recibió su diagnóstico en septiembre, después de un periplo por los servicios de salud chilenos que empezó cuando su madre le detectó un pequeño bulto en el pecho izquierdo.
«Un día, en octubre de 2021, después de bañarla, la estaba secando y al colocarle la crema me di cuenta que tenía un porotito debajo del pezón; la llevé a urgencias y la derivaron al especialista, pero quedó pendiente un examen que se demoró casi cinco meses», explicó a EFE Patricia Muñoz, madre de la niña.
Tras darse cuenta de la preocupación de la doctora por estos primeros resultados, Patricia traspasó el caso al Hospital de Viña del Mar, la ciudad más cercana y con más servicios de salud, pero entre pruebas y otras consultas a especialistas, el tumor aumentó.
«El pezón creció mucho, se puso morado, era como un huevo. La operaron en agosto y casi dos meses después me entregaron los resultados de la biopsia, que incluso habían revisado en Santiago, y que decía que la niña tenía cáncer de mama», relató Muñoz.
Fue «devastador» para la familia, expresó la madre. “A mi hija le extirparon todo, con ganglio incluido, y mi temor es que esto aparezca en la otra mama», añadió.
EL CÁNCER DE LA PEQUEÑA ES UN CASO INÉDITO
Los padres de la pequeña han vivido un proceso largo y solitario hasta llegar al diagnóstico actual, al que pocos médicos apuntaron en un inicio.
“Han tenido un peregrinaje muy largo y en un comienzo los facultativos no daban crédito a lo que estaban viendo, por lo que la entrega del diagnóstico tomó mucho tiempo”, comentó a EFE Felipe Tagle, presidente de la Asociación Chilena de Pacientes Oncológicos, que acompaña a la familia en este camino.
“Los casos de cáncer de mama en menores de 14 años son muy escasos, casi nulos, son rarísimos, hablamos del 0,0001 %, no tenemos antecedentes porque es un caso único en el mundo”, sostiene el mastólogo del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Mario Pardo.
La radióloga y experta en cáncer de mama del mismo hospital Patricia Arancibia precisa que “hay poca literatura sobre el tema y las publicaciones existentes corresponden a casos aislados».
La doctora menciona un estudio de J. Murphy, quien en el año 2000, en Canadá, «informó de una paciente de 6 años con un cáncer de mama y contabilizó que hasta ese momento había 38 casos publicados en menores de 19 años, con una edad promedio de 11 años”.
Según Tagle, el caso más parecido hoy es el de una niña de 10 años en Estados Unidos; sin embargo, el tumor de la hija de Patricia es, además, triple negativo, lo que significa que no tiene ninguno de los tres receptores (progesterona, estrógeno y proteína HER2) en los que normalmente se encuentra este cáncer y que facilitan el tratamiento y la evolución.
“MI MAYOR MIEDO ES EXPLICARLE LO QUE LE PASÓ”
A la espera de más resultados para decidir cuál será el siguiente paso, la madre se documenta por Internet, investiga y busca opciones, pero todas las posibilidades que se plantean “van ligadas a personas adultas”, lamenta.
“El cáncer de mama es la primera causa de muerte por cáncer en mujeres en Chile y en el mundo; sin embargo, es una patología de la mujer adulta, sobre todo después de los 50 años”, apunta Arancibia.
Aunque en Chile la mamografía anual se recomienda a partir de los 40 años, Tagle considera que casos como este demuestran que “debería anticiparse la edad los 25 años y, si hay antecedentes familiares, mucho antes”.
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Desde que el caso se hizo público, la familia ha recibido la ayuda del Ministerio de Salud chileno y no descarta buscar apoyo y soluciones a nivel internacional.
Sin embargo, su gran desafío está aún por venir: “Ahora no entiende lo que le pasa porque es una niña y solo dice que le falta una tetita cuando se ve sin pezón”, dice Patricia, “pero mi mayor miedo es no saber cómo explicarle lo que le pasó”, admite.