Por el Dr. Ricardo Soto-Rosa
Palomino estaba sentado en una cómoda poltrona, con el pie izquierdo montado sobre un pequeño taburete, teniendo al frente el inmenso televisor de la sala. Palomino reflexionaba sobre su salud, la cual no andaba muy bien. Palomino recordó cuando meses atrás, sufrió cólicos insoportables en el riñón derecho, acompañados de copiosa sudoración fría, así como náuseas con vómitos.
Después de muchos analgésicos y tomar diferentes bebedizos, logró expulsar en una madrugada interminable, una minúscula piedra, negra y rugosa, que guardó en un frasquito de vidrio junto con otras piedras expulsadas años atrás. Desde hacía ya unos días, el dedo gordo de Palomino, comenzó a dolerle, con intensas punzadas que le daban la impresión de tener vidrios rotos en su interior. Luego el dolor se acompañó de un franco enrojecimiento y calor con aspecto de infección, no tolerando el más mínimo roce ni siquiera el de la sábana.
Palomino ya había vivido antes esta experiencia y sabía que por lo menos estaría imposibilitado para caminar y trabajar unas dos semanas. Su esposa Edelmira decidió “tomar cartas en el asunto” llevándolo a un consultorio cercano.
Al practicar los exámenes se detectó en la sangre de Palomino, un importante aumento del Ácido Úrico, el cual, al encontrarse en elevada cantidad, comienza a precipitar y formar cristales, dando origen a cálculos en las vías urinarias, así como inflamación de algunas articulaciones lo que se conoce con el nombre de Gota
Palomino era un hombre muy goloso, teniendo preferencia por los alimentos salados, aficionado a las parrillas, chinchurrias, chorizos, cualquier víscera era apetecible para él, le encantaban los granos en todas sus formas y por supuesto acompañados en el día con unas refrescantes cervezas y por la noche de un sobrio vino tinto.
El Dr. Candelario le explico a Palomino que sufría de una condición llamada hiperuricemia que era muy frecuente ver en las personas de origen europeo, la cual se debe controlar haciendo una dieta y tomando unos medicamentos para lograr bajar estos niveles y así evitar los cálculos en las vías urinarias o lo ataques de inflamación articular.
En el momento de la consulta, el Dr. diagnosticó artritis de origen gotosa y le indicó tratamiento con diferentes analgésicos anti inflamatorios con lo que pronto el cuadro fue cediendo.
El ácido úrico se produce cuando se descomponen unas sustancias llamadas purinas las cuales están presentes en el organismo de forma natural y también en ciertas comidas o alimentos entre ellas las carnes rojas, hígado, pescados azules como el atún, sardinas, anchoas, bebidas alcohólicas como a la cerveza y el vino tinto, los granos, el pimentón, el tomate, entre otras.
Normalmente el ácido úrico se disuelve en la sangre y se elimina por los riñones a la orina. Cuando el cuerpo produce mucho ácido úrico o los riñones excretan poco, el ácido úrico se acumula, precipita y forma cristales punzantes los cuales generan inflamación de una articulación, con más frecuencia la del dedo gordo del pie.
También cuando los niveles de ácido úrico están elevados acompañado de pobre hidratación se tiende a formar cálculos en las vías urinarias que desencadenan el temido cólico nefrítico.
Hay algunos factores que pueden aumentar el riesgo de elevar los niveles del ácido úrico como son la alimentación, el sobrepeso, algunas enfermedades como leucemias, mieloma, insuficiencia renal, la quimioterapia, algunos medicamentos, la hipertensión arterial no controlada, entre otros.
Palomino tomó la decisión de seguir las recomendaciones de su paisano, cambió radicalmente sus costumbres alimenticias y tomó a diario un medicamento. Meses después los controles reportaron niveles normales de ácido úrico
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