Por María Laura García
Mucho se habla de felicidad y quizás si le preguntas a distintas personas cómo la definirían te responderían, con seguridad, cosas muy diversas, pues sin duda, se trata “un algo muy subjetivo” y difícil de describir. Unos opinan que no es posible experimentarla todo el tiempo, o que solo se siente a ratitos; otros se la pasan la vida anhelándola. Mientras que, hay quienes niegan su existencia y no creen incluso que otros la sientan, piensan que mienten y, hay otros que afirman haberla alcanzado. En mi caso, siento que soy bastante feliz a diario, a pesar de haber pasado por cada una de esas formas de pensar que enumeré.
Los “entendidos” o especialistas en salud mental creen que sentir felicidad amerita un esfuerzo diario y yo coincido más agrego que, que ese proceso de adoptar hábitos y/o costumbres que te alegran la vida diariamente dura toda la vida. De hecho, no hay reglas escritas en piedra y cada quien construye su camino muy propio para alcanzarla.
La felicidad: ¡Debe ser una meta común!
En todos los pensum académicos debería existir una materia obligatoria ligada a la psicología positiva en la cual nos enseñen hábitos y herramientas psicológicas para ser felices, comenzando por aquello que nos permita sentirnos contentos, primero, con nosotros mismos.
Aprender a ser feliz debería ser una meta común, e inculcarse, y la primera consideración para ello, es entender que en medio de las dificultades que siempre se presentarán, hay opciones y que, a pesar de no controlar nada, lo que si podemos decidir es cómo vamos a reaccionar. Sé que NO imaginas la satisfacción que experimentarás cuando te des cuenta de que la felicidad es una opción que puedes regalarte y que ésta no se corresponde únicamente a la buena suerte que puedes tener o tienen algunos, porque para mí, la felicidad NO es suerte, es una decisión.
Siempre hay cosas por la cuales agradecer, incluso en los momentos de mayores dificultades. Saber reconocer lo bueno de la vida, sea poco o mucho, es esencial para poder experimentar la felicidad.
No pueden ser felices aquellos que no perdonan. Tienes que aprender a ser generoso e indulgente contigo y con otros, pues el enojo suele ser una carga muy pesada para el alma. Deja de sentir que la vida te debe algo o NO te ha dado lo suficiente para que la frustración no te sumerja en la rabia permanente y quizás así, aprendas a ser feliz contigo mismo.
Otra acción que puede conectarte o alejarte de la felicidad es la calidad de tus pensamientos. Centrarse en lo negativo o en ese tipo de emociones puede ser destructivo. Te sentirás cada vez mejor si te enfocas en el lado más positivo de las cosas.
Construir y mantener buenas relaciones familiares, de amistad y laborales también es importante para ser felices. Sin el afecto, el acompañamiento y compañerismo de los que nos rodean es más complejo sumar momentos gratos que nos llenen de bienestar.
Descansar lo necesario es otra clave que nos da calidad de vida y es importante para sentirte fresco y enfocado. Por ejemplo, perder horas de sueño puede afectar nuestro ánimo. Eso, por ejemplo, me pasa a mi, y debo darme mas espacios de descanso reparador.
La actividad física regular es otro promotor de la felicidad, porque entre otras cosas, estimula la circulación sanguínea y genera endorfinas que te permitirán sentirte de mejor ánimo, reducirá tus niveles de estrés y mejorará tu sueño.
Procura recibir pequeñas dosis al día de luz solar, porque hace que las personas se sientan más felices, así que aprovecha para dar paseos los días soleados.
El orden y la limpieza en tus espacios, más en lo que respecta a tu apariencia, son importantes para sentirte bien contigo mismo y por tanto tendrás un mejor ánimo. Arréglate un poquito así no salgas de la casa, a mi me sirve verme bien, oler bien, para sentirme a tope y poderosa.
Otra clave que a mí me ha ayudado cotidianamente a sentirme plena es, aprender a ser feliz con cada una de las pequeñitas experiencias o logros que obtengo a diario. Me propongo constantemente objetivos y me esfuerzo en cumplirlos, es mi manera de retarme, superarme y sentirme que lo puedo todo. Voy de a poco, lento pero seguro. Diseño planes, agendo, planifico, programa para alcanzarlos y esto, fortalece mi autoestima.
Finalmente…
Estoy clara que, hallar la felicidad es un camino o tarea muy distinto para cada quien, pero allí te compartí mis claves y/o buenos hábitos que estoy segura pueden sumar a tu búsqueda de la felicidad.
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